Scarlett Johansson está pasando por uno de sus mejores momentos profesionales. Por un lado, Iron Man 2, donde su participación como la Viuda Negra ha sido uno de los principales fuertes del film, está batiendo records de taquilla y, por el otro, su debut en Broadway con la obra A view from the bridge, de Arthur Miller, le ha reportado el premio a la mejor actriz dramática en la 64 edición de los Premios Tony, celebrada ayer en los Radio City Music Hall de Nueva York y que contaron con Sean Hayes como maestro de ceremonias. Scarlett, a la que la crítica -haciendo de nuevo alarde de su enorme hipocresía e ignorancia -había dado la espalda desde que decidió dejar de hacer cine independiente, vuelve así a hacerse valer como actriz.
Otros premiados en la gala, donde las obras Memphis, dirigida por Christopher Ahsley, y Red, de John Logan, fueron las grandes triunfadoras, fueron Denzel Washington por Fences, de August Wilson, y Catherine Zeta-Jones por A little night music.
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