Nacido en Pamplona (Navarra), en 1933, Landa comenzó su carrera en el teatro, pero rápidamente se pasó al cine. Fue la película Atraco a las Tres ( José María Forqué, 1962) la que le dio a conocer y, desde entonces, intervino en una gran cantidad de comedias durante los años 60 hasta protagonizar No Desearás al Vecino del Quinto (Tito Fernández, 1970), cuyo enorme éxito ayudó a definir un nuevo subgénero que se conoció como Landismo y que hizo furor durante los años 70. Sin embargo, no solo destacó como actor de comedia, ya que en los años 80 empezó a destacar en papeles dramáticos gracias a películas como El Crark (José Luis Garci, 1981) o Los Santos Inocentes (Mario Camus, 1984) -por la que ganó el premio en Cannes -. Aunque no se olvidó de la comedia, la cual fue alternando con los papeles dramáticos hasta despedirse de la interpretación con Luz de Domingo (José Luis Garci, 2007).
El cine, tanto el español como el general, ha sufrido una de las mayores pérdidas, no solo porque se nos ha ido un grandísimo actor, sino porque hemos perdido a alguien que se hizo un nombre propio dentro del mundo de la cultura, la cual le debe mucho, y que nos deja un gran legado que va a ser imposible de olvidar.
DESCANSE EN PAZ
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