Finalmente, la nueva entrega de la saga Bond ha sucumbido a los problemas económicos por los que atraviesa MGM. Michael G Wilson y Barbara Broccoli, productores de la saga desde Goldeneye (Martin Campbell, 1995) y actuales responsables de EON Productions, productora de todas las películas de 007, han anunciado que la nueva entrega de la saga, que tenía previsto llegar a las pantallas en 2011 primero y 2012 después, queda oficialmente suspendida indefinidamente debido a la incertidumbre que hay en torno al futuro de MGM y la reciente ruptura de las negociaciones en torno a su venta, que han empeorado la situación. Crónica de una muerte anunciada, ya que se veía poco futuro a esta película estando el estudio como está. Y esperemos a ver como acaba la otra producción en peligro. Hablo, naturalmente, de las dos películas de El Hobbit que preparan Peter Jackson (productor) y Guillermo del Toro (director). Recientemente, anunciaron que tenían pensado reducir su presupuesto para comenzar la producción cuanto antes; esto ya empieza a oler mal.
Antes de su suspensión, la nueva entrega de James Bond tenía el título provisional de Bond 23, iba a estar dirigida por Sam Mendes (Camino a la Perdición), contaba con guión de Peter Morgan (El Último Rey de Escocia) y los ya habituales Neal Purvis y Robert Wade, y estaría de nuevo protagonizada por Daniel Craig. Como chicas se habían rumoreado a Freida Pinto (Slumdog Millionaire) y a la oscaizada Rachel Weisz quién, según decían, sería la primera mujer que intervendría en la saga como villana principal.
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