Después de lo bien que le está llendo al Sherlock Holmes de Guy Ritchie, parece que Hollywood está viendo en esto de modernizar los clásicos literarios un nuevo filón. Para mas señas, según informa Variety, el productor Ralph Winter (X-Men, Los 4 Fantásticos) y su socio, Terry Botwick, se han hecho con los derechos de una trilogía literaria escrita por Dean Koontz y que se compone de los títulos Prodigal Son (2004), City of Night (2005) y Dead and Alive (2009). En dicha trilogía, el monstruo de Frankenstein es rebautizado como Decaulion y, tras muchos años escondido en el Tibet, llega a la Nueva Orleans de la actualidad para enfrentarse a su creador, Victor Frankenstein que, tras lograr la inmortalidad, se esconde en la ciudad bajo la identidad de Victor Helios y está creando un ejércido de homúnculos, seres de aspecto humano pero que son casi inmortales -tienen dos corazones y el craneo blindado -, con los que pretende dominar el mundo. Esta saga ha tenido tanto éxito que hasta tiene su versión en cómic.
Winter y Botwick ya trabajan en la adaptación de la primera entrega, la cual adapta el primer libro, conocido en España como Frankenstein I: El Hijo Pródigo. En él, Decaulion llega a Nueva Orleans, cuyas calles están desiertas a causa de los brutales crímenes de un asesino en serie que, aparentemente, selecciona a sus víctimas por los rasgos de humanidad que le faltan. Estos asesinatos son investigados por la implacable detective Carson O’Connor y su compañero, Michael Maddison, quienes terminan descubriendo que los crímenes forman parte de una conspiración perpetrada por unos seres casi inmortales -los homúnculos de Victor Helios -. Será cuando ambos detectives encontrarán en Decaulion un inesperado aliado.
Obviamente, si la cosa tiene éxito, la trilogía se completaría con las adaptaciones de los otros dos libros. No obstante, la saga podría ser mas larga, ya que Dean Koontz acaba de terminar una cuarta entrega, Lost Souls, que se publicará el próximo 22 de junio, y ya tiene preparadas dos entregas mas para 2011 y 2012, respectivamente. Quién le hubiera dicho a Mary Shelley que aquel personaje que creó para ganar una apuesta con sus amigos iba a dar tanto juego.
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