Elizabeth Rosemond Taylor, que era su nombre completo, nación en Inglaterra, en 1932, hija de inmigrantes americanos, con los que regresaría a EEUU poco antes de que comenzará la II Guerra Mundial. Comenzó en el mundo del cine siendo solo una niña impulsada por su madre, quién también había sido actriz. Fue una actriz infantil y juvenil hasta que el gran éxito de El Padre de la Novia (Vincente Minnelli, 1950) la catapultó al estrellato. En los años siguientes, su carrera fue en ascenso con películas como Un Lugar en el Sol (George Stevens, 1951), Ivanhoe (Richard Thorpe, 1952), La Última vez que vi París (Richard Brooks, 1954), Gigante (George Stevens, 1956), El Árbol de la Vida (Edward Dmytryk, 1957), De repente, el último verano (Joseph L. Mankiewicz, 1959) o Una mujer Marcada (Daniel Mann, 1960), la cual le valió su primer oscar. Después, su carrera comenzó a decaer a finales de los años 60 y, como ha ocurrido con muchas otras glorias cinematográficas, su destino fue la Tv. Aún así, todavía pudo protagonizar películas como El Espejo Roto (Guy Hamilton, 1980).
Aunque han sido cuatro películas en especial las que han ayudado a construir su categoría de mito. Estas son Gigante (George Stevens, 1956), La Gata sobre el tejado de Zinc (Richard Brooks, 1958), Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963) y ¿Quién teme a Virginia Woolf? (Mike Nichols, 1966), por la que ganó su segundo oscar.
Como ya he dicho antes, el mundo del cine se queda huérfano, porque se nos ha ido alguien que es mucho mas que una gran actriz. Otro de los grandes mitos del Hollywood dorado que nos ha dejado y que deja un hueco que va a ser muy, pero que muy, difícil de rellenar. Además de que era una de las mujeres mas bellas del mundo.
DESCANSE EN PAZ
Descanse en paz los ojos violeta de Holywood.
ResponderEliminarEsos ojos se quedarán en el recuerdo para la eternidad.
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